miércoles, 12 de septiembre de 2012







Tiempo, mientras pueda ser...

Parecía una noche de tranquila en el hospital. En las últimas dos horas no se había presentado ninguna emergencia. Raquel removía con insistencia su taza de café humeante mientras sus pensamientos también se evaporaban compitiendo con el vapor que se fugaba del líquido en esa guardia nocturna que no estaba llevando bien.

Marcelino observaba muy pendiente de los movimientos de ella. Estaba cansado, tampoco había tenido un buen día y agradecía que la sala de urgencias estuviese de momento sin pacientes que atender.

Pocos metros los separaban y sin embargo parecían mucho más distantes. Las diferencias de la última semana, habían desgastado sus horas en común, haciendo que orgullosos no se dirigieran la palabra.

Esta noche habían coincidido sus guardias, pero eran incapaces de reconciliarse al menos para no sentir tanto silencio en esa sala del hospital. Intercambiaban algunas miradas pero se aferraban a sus trincheras personales repasando las afrentas en la mente mientras se castigaban con indiferencia.

De momento, por la puerta ya entraba un paciente herido y postrado sin conciencia en la camilla que les acercaban. Rápidamente comenzaron con las maniobras médicas y luchaban incansables por salvarle, decidiendo una y otra cosa, reaccionando con precisión a las demandas de aquel cuerpo que iba perdiendo vida.

Ahí estaban, unidos, entregados en una sola fuerza rescatadora, hablándose, compatibles, olvidando que minutos antes se hacían la guerra...

Agotados, se rindieron al designio que su ciencia no podía controlar. Salieron arrastrando sus cuerpos por aquel pasillo frío, sintiendo la muerte de ese hombre más hondamente que ninguna otra. 

Marcelino apretaba su rostro con las manos, apoyando los brazos en las rodillas, sentado, derrotado por el cansancio físico y mental. Raquel planchaba el piso con su ir y venir desesperado sintiendo una angustia indescriptible.

En un momento, coincidieron sus miradas, ablandados por lo ocurrido, corrieron uno en pos del otro a abrazarse. Se confortaban con empatía, como colegas, pero se reencontraban como pareja, aprendiendo de golpe que en esta vida solo tenemos oportunidades y tiempo, mientras pueda ser...
Tere García Ahued.

6 comentarios:

  1. Gracias por permitirme ser parte del ejercicio "Juguemos a crear". Gracias también por compartirlo en este espacio.

    ResponderEliminar
  2. Excelente Tere y me hace muy feliz que vos te sientas feliz en este espacio. Besos. Susana

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Es un cuento que fluye fácil para ser leído. Una vez más, una pareja que dejó de serlo en algun momento, se reencuentra, y como si hubieran clausurado el pasado, actúan con cierta frialdad. Un drama los enfrenta con aquello que negaban. El reencuentro es grato de leer, porque al remover las cenizas, había fuego ahí. Lindo!

    ResponderEliminar
  5. Hola Olga. Muchas gracias por leerlo y comentar. Desde México, saludos a todos los amigos de Sabor Artístico.

    ResponderEliminar